domingo, 29 de junio de 2008

V.A. Zhukóvskii a Gógol


Francfort del Main, 29 de enero (10 de febrero) de 1847.

Mi gentil, esta carta lo hallará triste, ya ahora, probablemente, recibió esa noticia, que ya me había llegado por otra parte, pero que aún no creía entonces, cuando le envié mi última carta. He aquí por qué no recordé una palabra sobre él, no quería alarmar su corazón, pensé, estaba seguro de que me habían llegado falsos rumores, por desgracia resultó lo contrario. Hace tres días recibí una carta de Pletnióv1, y él me confirmó que es verdad, verdad que Yazíkov2 no está en este mundo. ¡Quién hubiera podido pensarlo! Las circunstancias de su defunción las desconozco, Pletnióv supone que conozco todos los detalles, y yo no tuve noticias de nadie. Al contrario, lo que me obligó a convencerme de la falsedad del rumor, fue la carta de Bulgákov3, escrita el 6 de enero, donde no había una palabra sobre este infortunado suceso. Él murió el 7 de enero. Cómo, de qué, no sé. Si le dieron la noticia, si tiene los detalles, pues infórmeme de éstos. Por los mismos muertos no se puede tener lástima, o sea, por esos muertos cuyas almas estaban preparadas para recibir la muerte, pero siento lástima por nuestros compañeros terrenales, con quienes tanto se consuela la vida. El mundo de aquí se debilita para nosotros cada hora más y más. Seis años antes, yo hubiera sentido eso más fuertemente ante este triste hecho: pero la voluntad de Dios ató mi alma a este mundo con lazos nuevos y frescos4; éstos eliminaron por siempre para mí la posibilidad de la soledad, y la amarga sensación de esa soledad me es ahora inasequible, pero en cambio sé qué se oculta en el cáliz de la prueba del sufrimiento terrenal. Ahora esa alma poética, tan purificada en los últimos tiempos por la fe, vive una vida nueva, que pudo presentir aquí más que las otras, ¿lamentar acaso que esa vida nueva comenzó para ella? No. Pero es una lástima, una lástima su rápido alejamiento de nuestro mundo, de nuestra vecindad; es una lástima que esa voz armónica calló para nosotros, que ese ser conocido, vivo, bueno, gentil está encerrado ahora en la tumba estrecha y se perdió para siempre de nuestra vista. Escríbame pues, se lo ruego, lo que sepa de los últimos instantes de nuestro gentil, bueno, inspirado hasta sus últimos días Yazíkov.
Con su carta, Pletnióv me envía un endoso (secundo) para su entrega a usted, y dice que ese mismo endoso (primo) ya me fue enviado en enero de 1845 para usted mismo, y que hasta ahora no ha oído de si usted lo recibió alguna vez. La verdad, yo no recuerdo nada. Si me hubieran enviado ese endoso para usted pues, por supuesto, se le hubiera entregado. Yo cumplí con mi libro, donde apunto las cartas enviadas; ahí están la del 23 de enero de 1845 a Gógol, con una carta a Smirnóva5 y otra a Sheremétieva6, la del 13 de enero a Gógol, simplemente, la del 21 de enero de 1846 a Gógol, incluido el endoso. Eso es todo. No sé nada del endoso, que debió ir por manos de Prokopóvich7. ¿No sabe usted algo de eso? Por lo demás, si ese endoso primo se perdió pues, por éste secundo enviado aquí recibirá usted el dinero. Sólo le ruego informarme de su recibo. En todos estos asuntos usted, amabilísimo, no observa la precisión adecuada. A mí no me respondió casi ni una vez en las ocasiones, cuando le envié dinero, y si yo no llevara unos apuntes por mi cuenta, pues sería imposible atar ningún cabo. Ese endoso yo pues, por supuesto, no lo recibí, ese paquete, seguramente, lo tendría apuntado en el libro. Adiós.

Suyo, Zhukóvskii.

PS. 29 de ene. 10 de feb.
Yo quería enviarle ayer esta carta y el endoso, pero Ubril8 me aconsejó, para evitarle las gestiones, comunicarme a través de Rothschild9 con el banquero de Hamburgo, a quien está dirigido el endoso, y tomarle a éste un certificado para usted, de que el endoso (primo) no fue pagado. Sin ese certificado, el banquero napolitano no le dará el dinero, enviará por su parte un comprobante a Nápoles, y esto se extenderá más. Ubril mismo se dispuso a gestionar este asunto; cuando el endoso le sea devuelto a él, pues lo reenviará a nuestro ministro Potótzkii10, en Nápoles, para su entrega a usted, y usted le advertirá al respecto. Y a mí, de todas formas, infórmeme sobre el recibo de esa carta, para yo saber que usted fue advertido de la llegada del endoso. Y por mi parte se le enviará en el presente mes el tercer millar; del recibo de los dos primeros usted no me dio ningún documento por escrito, y eso no estaría de más para el orden, porque ese dinero lo da el gran príncipe, y yo estoy obligado a darle cuenta de su pago si no a él mismo, pues a su oficina. Adiós.

1Piótr Pletnióv, escritor, crítico, profesor del Instituto Patriótico, editor de la revista El contemporáneo, rector de la Universidad de San Petersburgo.
2Nikolai Yazíkov, poeta, miembro del círculo pushkiniano, amigo cercano de Antón Delvig y Nikolai Gógol, entre otros escritores.
3Alexánder Bulgákov, director del correo de Moscú.
4Vasílii Zhukóvskii se refiere a su casamiento, que tiene lugar en mayo de 1841.
5Alexándra Smirnóva (Rossetti de nacimiento), dama de compañía de la zarina, esposa del gobernador de Kalúga, amiga de Vasílii Zhukóvskii y Alexánder Púshkin.
6Nadiézhda Sheremétieva (de nacimiento Tiútcheva), conocida de Gógol, tía del poeta Fiódor Tiútchev.
7Nikolai Prokopóvich, poeta ocasional, maestro de cuerpo de cadetes, amigo de la infancia y compañero de gimnasio de Gógol.
8Piótr Ubri (Ubril) enviado ruso en Alemania.
9Anselm Rothschild, banquero perteneciente a una dinastía de financieros y banqueros internacionales de origen judeoalemán.
10Liév Potótzkii, enviado ruso en Nápoles.

Imagen: William Callow, Marktplatz in Venedig, 1845.