lunes, 9 de junio de 2008

Gógol a N.M. Yazíkov


Nápoles, 4 (16) de diciembre de 1846.

Tu carta del 27 de octubre dirigida a Roma, a nombre de Ivánov, la recibí aquí recién ahora con bastante tardanza1. Ya pronto hará dos meses que todos me dejaron con sus cartas. De lo que sucede con mi libro2 en Petersburgo, no sé nada resueltamente, y entre tanto, esas retenciones y dilaciones cambiaron mis circunstancias personales, y se aleja mi propia partida3, que se suponía en caso de que todo lo necesario para el viaje, tanto el propio dinero por la venta del libro como, igualmente, otras necesidades relacionadas con eso, se resolvieran a finales del corriente o principios del entrante año. Pero ahora, según veo, a Dios no le place que me ponga en camino este invierno. Veo yo mismo, que mi alma lejos aún no está preparada así como debe estarlo, para que este viaje me traiga, precisamente, lo que quiero. Por lo tanto, mi propia llegada a Rusia se aplaza aún casi por un año, o sea, a partir de esta fecha, cuenta exactamente año y medio hasta el momento, en que deberemos (si Dios fuese tan misericordioso) cambiar en palabras nuestra correspondencia. Ya hace más de un mes que te escribí una carta desde Nápoles, y hace aun otro mes que te escribí una carta desde el camino, donde te pedía responder a Nápoles4. Y, por eso, incluso me asombré un poco, al ver en el paquete la inscripción de Roma. A ésta adjunto una carta, que te ruego llevar sin demora a Schépkin5. Espero con impaciencia tus observaciones y comentarios sobre mi libro, y agrego una vez más: ¡por favor, sin ceremonias! Tú eres un hombre algo delicado, y como que temes decir la verdad como es, siempre intentas endulzarla un poco. A mis ojos, esa acción es casi igual, a la costumbre de los infames doctores que, deseando darle gusto al paciente con su mixtura, le agregan regaliz o raíz dulce, y con eso la hacen varias veces más repulsiva. Escríbeme todo, no me ocultes ni las observaciones de la mente, ni las sensaciones interiores del alma. Me parece que lo uno y lo otro te debe surgir, inevitablemente, durante la lectura del libro. Y el libro léelo varias veces de cabo a rabo, y tras cada lectura -una carta para mí, para conocer tus primeras, segundas y terceras impresiones, eso será necesario para ti y para mí. Y da respuesta inmediata a esta carta, y dirige la respuesta a Nápoles, poste restante.

Tuyo, G.

1Nikolai Yazíkov, poeta, miembro del círculo pushkiniano, amigo cercano de Antón Delvig y Nikolai Gógol, entre otros escritores.
2Los Pasajes selectos de la correspondencia con los amigos salen a la luz el 31 de diciembre de 1846 (12 de enero de 1847).
3El viaje a Jerusalén se realiza, solamente, a principios de 1848.
4Sólo se conserva una de estas cartas, la de Florencia, del 27 de octubre (8 de noviembre) de 1846 (Acad., XIII, No. 71).
5Del 4 (16) de diciembre de 1846.

Imagen: Gustave Caillebotte, Un camino en Nápoles, 1872.