miércoles, 16 de julio de 2008

Gógol a V.A. Zhukóvskii


Nápoles, 5 (17) de abril de 1847.

Tu agradable y triste carta, mi inapreciable amigo, la recibí. Pero ante todo hablaremos de mi informalidad. En verdad, no soy yo tan informal, como son informales las circunstancias y los sucesos que giran a mi alrededor. Yo, sin demorarme ni un poco, tras la carta a Ubril1, te escribí otra a ti, con un informe detallado del endoso y la adjunción del recibo por la obtención del tercer millar. Adjunto, por si acaso, una vez más el recibo, por si mi carta se extravió de algún modo. Pero vamos a referirnos a la parte dulce y triste de tu carta. Entiendo la elevada hazaña cristiana de la familia Reitern. ¡Oh, que Dios le dé a muchos (si no a todos) los que se glorifican con su ortodoxia y su iglesia verdadera, y con que sólo ellos se salvarán, una virtud tan elevada! Yo no pude pensar otra cosa para expresar mi simpatía a Reitern, que enviarle un fragmento de Crisóstomo2, que tómate el trabajo de explicarle en alemán de algún modo. Copio además, por si acaso, de Tertuliano3 sobre la resurrección del cuerpo4. Me parece que la verdad sobre la resurrección del cuerpo, no ha sido explicada ni aceptada lo suficiente por los luteranos. Este artículo le parecerá encantador a Reitern, en particular tras la lectura de Crisóstomo. Aquí está.
Los abrazo a todos, caros a mi corazón, y me reservo el gusto de, dentro de un mes, abrazarlos en persona.

1Piótr Ubri (Ubril), enviado ruso en Alemania.
2Juan Crisóstomo o de Antioquia (347-404), religioso ortodoxo, patriarca de Constantinopla, considerado por la Iglesia católico-romana uno de los cuatro originales doctores de la Iglesia del Oriente.
3Quinto Tertullianus, castellanizado como Tertuliano (155-230), líder de la Iglesia y prolífico autor de los primeros años del cristianismo. Nace, vive y muere en Cartago, actual Túnez.
4A la carta se adjunta una copia titulada Del cuerpo divino de Jesucristo y del nuestro, de Tertuliano.

Imagen: Ivan Aivazovskii, Tormenta en el mar, 1880.