Nápoles, 13 (25) de marzo de 1847.
Le escribo1 unas cuantas líneas con el conde Iván Petróvich Tolstói2, que es hermano de mi amigo íntimo, Alexánder Petróvich3 y, por lo tanto, hermano a la vez de Sofía Petróvna4, conocida por usted bastante, y por eso, si no le es una carga, permítales echarle un vistazo a su cuadro. El conde y la condesa5 (de nacimiento condesa Stróganova) son muy buenas personas, y por eso les puede incluso explicar su situación. Ellos van a Rusia sin parada y, por lo tanto, van a tener la ocasión de hablar con otros de su situación. Me parece que es necesario e imperioso, que se le haga a todos conocida y evidente su situación. Ahora pues, pienso, usted está más tranquilo que antes, y por eso les puede contar todo lo que soportó, con serenidad, sin quejarse de nadie, sin inculpar a nadie, exponiendo sólo el cuadro fiel de las pruebas, por las que lo hizo pasar Dios. No es necesario ocultar nada en su historia, ni incluso las negras injusticias que le hicieron (en sus palabras deben ser siempre por justicia), pero es necesario contarlo de forma tal, que quien lo escuche deje a un lado el juicio a sus enemigos (igual que a usted mismo), y se llene a tal grado de simpatía por la situación en que puede hallarse todo pintor verdadero, que contempla su trabajo como una obra sagrada, que lo defienda como una montaña, y utilice desde ese instante todo, para ajuiciar a todos quienes deben mirar con juicio todas estas cosas. De Chizhóv6 recibí una carta7, con la noticia de que abandona Roma de repente. Eso me es muy pesaroso: yo mucho desearía hablar con él de muchas cosas en persona. Entréguele de ésta la siguiente carta8. Luego, ¡que tenga salud, y Dios lo ayude a trabajar su cuadro! Algo tanto de su cuadro, como de su situación como pintor he dicho en una de mis cartas, publicadas en un libro aparte9. Ese libro yo no lo recibí. Sólo sé que fue deformado y recortado cruelmente por la censura, y por eso no puedo saber qué se ha conservado de esa carta, y qué se ha desechado. Y sería bueno, si esa carta fuera dada entera a conocimiento de todo el público. Le aconsejo asimismo no encolerizarse con esas cartas rudas, que le escribí desde Nápoles. Créame que es útil releerlas, incluso, aunque fueran totalmente injustas. Le digo esto por experiencia. Si tiene algo que decirme, diríjase al conde o, mejor, a la condesa Sofía Serguéevna, y ella me lo trasmitirá.
7No se sabe de qué se trata.
8Carta del 13 (25) de marzo de 1847 (Acad., XIII, Nº 142).
9El artículo Ivanov, el pintor histórico, incluido en los Pasajes selectos…
Imagen: Alexander Ivanov, The Appearance of Christ to the People, 1857.