Petersburgo, 4 de abril de 1847.
No te enojes, mi amigo, por que hacía tiempo que no te escribía. Tú mismo eres, en parte, la causa de eso. Si se salvó mi última carta a ti (del 17/29 de enero de 1847), pues léela de nuevo, y te convencerás, de si no debía esperar yo, de modo incesante, tu palabra decisiva sobre la cuestión, respecto a la segunda edición de tu libro, y la inclusión de las cartas no autorizadas de éste, en el segundo tomo de tal libro. Pero tú, en ninguna de tus cartas, me lo recordaste ni con una palabra. El tiempo pasó y pasó, y ahora pues ya pasó la fiesta de Pascua, tras la que, como tú mismo dijiste justamente, es inútil proceder a la impresión del libro1. Aplacemos todo este asunto para septiembre. Pero hagamos, por ahora, algo decisivo y ejecutable. En espera de tu respuesta a la pregunta de cómo proceder mejor, si gestionar por las cartas no autorizadas para ese mismo libro, o si realmente es más cómodo incluirlas como nuevas en el manuscrito del segundo tomo, nosotros (o sea, el príncipe Viáziemskii, el conde M.Y. Vielgórskii y yo) nos dedicaremos al estudio estricto, de los lugares de las cartas no autorizadas que no se deben, incluso, ni presentar al soberano2. De esta forma, hacia tu respuesta a esta carta, ya tendremos definido con qué completar tu correspondencia, si designas incluir esas adiciones en el primero o el segundo tomo. Ahora intentaré dar respuestas satisfactorias a lo que contienen tus últimas cartas a mí: 3/15 de enero, 25 de ene/6 de feb, 30 de ene/11 de feb, 23 de feb/6 de mar, a las que hasta ahora no respondí. A V.V. Apráksin no alcancé a verlo3. De su parte, sin estar yo, me trajeron tu carta, y yo me quedé en la ignorancia, de si estuvo de paso por aquí o si se instaló a vivir ahí. Él no mandó por mí ni una vez, no sólo que él mismo no estuvo en casa. Tú dices: "Hay personas que tienen un alma hermosa y buenas intenciones, y pecan por ignorancia4". Eso es más un sueño que una verdad. Por eso Pávlov, en su segunda carta a ti (Las noticias moscovitas) se burla de esa convicción tuya5 de modo tan sardónico. Tú me reprendes por que miro tu libro desde un ángulo literario. En mí, la idea de la literatura siempre se funde con la vida. Así, tu libro es importante para la literatura, en mi opinión, por que influirá en la vida. Al reprocharme que, viviendo cálidamente en Petersburgo, yo no compadezco a quienes tienen frío lejos de la capital, te equivocas bastante. Pero yo sé, que nada llega a la perfección de pronto. Si cada uno diera ejemplo a los otros con su vida honrada, pues con el tiempo traería provecho, igual a ése que lo expresó en un libro. El mismo Arkadii Rossetti te escribió. No renuncia a trabajar para ti6, pero no está de acuerdo con que las cartas a su hermana7 sean publicadas así, como están en el manuscrito. Ahora, ninguno de los libreros se presentó a mí con el aviso, de que haya una imperiosa necesidad de una segunda edición de las cartas. Tu idea de que, como tú aconsejaste a los ricos comprar tu libro para los pobres8, se agotará por eso su ilimitada cantidad, es más filantrópica que filosófica: los ricos no compran libros rusos ni para sí mismos; el tuyo se lo llevaron personas del estamento medio, que se contentaron con eso. Cuando pase el verano, surgirá de nuevo la necesidad del libro, y nosotros ahí con la segunda edición o el segundo tomo. No ordenas enviarte más dinero. Y a mí tampoco me queda ni un kópek. Mira bien el informe general de la edición. De esa forma, un envío de dinero a la Pequeña Rusia ahora no puede tener lugar. Sheviriév me escribió que él también te envió ya todo tu dinero. Se te debe acumular mucho de pronto, en particular de ése, que recibiste por el secundo (el endoso de Prokopóvich te lo he reenviado a través de Zhukóvskii). Por favor, no olvides avisarme de eso tampoco. No se puede responder bien a una carta de negocio de otra forma, que teniéndola ante los ojos y poniendo las respuestas línea por línea. Tú alardeas de cuidado, pero en la práctica no sabes mostrarlo. Yo te aconsejo disponer de esa enorme suma de dinero de modo tal, que tengas para unos dos años o más. Entonces, los excedentes de las futuras ediciones, para ese tiempo, podrán ser destinados a la subvención de tus parientes. ¿Oíste acaso que en invierno falleció en Moscú P.I. Rayévskaya9, en cuya casa vivió alguna vez tu hermana? En vano te alarma que me puedan afligir algo, tus reprensiones por el fracaso de la edición de tu libro. Mientras no me abriste tu corazón, yo pude considerar semejantes exigencias tuyas fuera de lugar, pero desde que te uniste de alma a mí, no te aparto de mí. Ni una palabra más sobre eso. Mi Olga10 estuvo donde los Vielgórskii, según tu deseo. La colmaron de atenciones. Tú quieres enviarle el dinero a Prokopóvich de vuelta, tan pronto lo recibas por su endoso. No hagas eso. Él ya sabe, que el dinero apareció (por la carta de Zhukóvskii a mí), y está muy satisfecho con eso. En vano Zhukóvskii te asustó con que tu libro tiene muchas erratas. Lo leí unas veinte veces, y no encontré ni una sola errata. Acaso, por lo ilegible de la letra, el corrector entendió el mismo sentido de otra forma. Pero para mí todo está muy bien. La no concesión del pasaporte te retuvo por el presente año. Yo creo que la providencia sabe mejor que nosotros lo que trama. Todo lo que escriben sobre tu libro, se te envía con Arkadii Ósipovich Rossetti a través de Priánishnikov. Pero ya verás qué sandez escriben nuestros periodistas. Así debe ser. ¿Acaso puede un crítico, que se lanza a la pluma a un instante de la lectura, decirle algo aleccionador al autor, que ha pensado años sobre el tema? Tu sed de leer esas estupideces, es para mí la única mancha en tu alma pura. Ni Karamzín, ni Krilóv, ni Zhukóvskii, ni Púshkin aprendieron de nuestros críticos: ellos sólo se sumieron en sus pensamientos. Y tú, cuando resuelvas el asunto, deberás reconocer que nadie corregirá tan bien en tus errores, como tú mismo. El mismo Púshkin dijo:
¡Eres un zar: vive solo11!
Te adjunto las cartas: 1) de Briansháninov (archimandrita del monasterio de Siérguiski, junto a Striélni, que me la dio Marie Balabína12 y 2) de Viguel13, de Moscú.
P. P.
1Gógol escribe a Piótr Pletnióv el 30 de enero de 1847, sobre la segunda edición de los Pasajes selectos..: "el libro debe ser publicado hacia el Domingo de Ramos, ya que después de ese tiempo, como bien sabes, todo lo libresco se detiene".
2Gógol pide a Piótr Pletnióv, en su carta del 3 de enero de 1847, contemplar con Mijaíl Vielgórskii y Piótr Viáziemskii la presentación del texto completo de los Pasajes selectos... a Nikolai I.
3Gógol quiere que Piótr Pletnióv conozca a Víctor Apráksin, sobrino de Alexánder Tolstói; para eso envía una carta a Pletnióv a través de Apráksin, a quien recomienda como "un joven muy activo" y con intención de dedicarse seriamente al bienestar de su gran hacienda (Acad., XIII, Nº 96).
4Piótr Pletnióv se refiere a la carta de Gógol del 3 de enero de 1847.
5En Las noticias moscovitas de 1847, Nikolai Pávlov publica tres cartas a Gógol, dedicadas a los Pasajes selectos...
6En su carta del 30 de enero de 1847, Gógol sugiere a Piótr Pletnióv pedir ayuda a Arkadii Rossetti, para realizar la segunda edición de los Pasajes selectos..: "...él sabrá hacer bien la corrección" (Acad., XIII, No 115).
7A Alexándra Smirnóva están dirigidas las cartas Sobre la ayuda a los pobres y Qué es una gobernadora, de los Pasajes selectos.
8En su Prólogo a los Pasajes selectos.., Gógol propone...
9Praskóvia Rayévskaya, conocida de Gógol, de Moscú.
10Olga Pletnióva, hija de Piótr Pletnióv.
11"¡Poeta!, no valores el amor del pueblo...", cita de Al poeta, poema de Alexánder Púshkin.
12Marie Balabína, hija del teniente general Piótr Balabín; Nikolai Gógol había sido maestro a domicilio de ésta en 1830, por recomendación de Piótr Pletnióv.
13Filipp Viguel, funcionario, escritor de memorias, miembro de Arzamás, círculo literario de San Petersburgo.
Imagen: Ruben Safronov, Evening, 1995.