Petersburgo, 1 de enero de 1847.
Ayer se hizo una gran obra: tu libro de cartas1 salió a la luz. Pero esa obra ejercerá su influencia sólo en los elegidos, los demás no hallarán alimento para sí en tu libro. Y este, en mi convicción, es el principio de una literatura rusa en particular. Todo lo que fue hasta ahora, me parece como un experimento escolar con temas escogidos de una antología. Tú eres el primero que sacaste las ideas del fondo y las pusiste a la luz sin temor. Te abrazo amigo. Sé inflexible y consecuente. Digan lo que digan los demás, ve por tu propio camino. Sólo que ahora te buscaste verdaderos adversarios y enemigos. Pero tanto mejor. Sin estos, la obra se alarga y tuerce. No obstante, recuerda: así como las creaciones de Dios son infinitamente diversas, así la prédica iniciada por la gloria de Dios, debe ser un reflejo de su creación. Cambia los criterios de los objetos, los matices del lenguaje y las formas de los artículos, pero tras todo eso condesciende a una cosa: a la purificación del alma de la infamia mundana. En esta pequeña sociedad donde vivo hace ya seis años, tú te convertiste ahora en un genio de las ideas y las acciones. Sólo que, repito, no en todas partes brindarán esa acogida a tu libro. Es terrible pensarlo, pero eso pasará, que muchos no tendrán fuerzas para terminarlo. Pero este debe proclamar la verdad sobre nosotros más allá de los límites de Rusia. Desde allá nos enseñan a valorar nuestro propio tesoro, cómo se realiza eso en todo el mundo del arte. He aquí por qué, yo no me propongo proceder al instante a la segunda edición. Es necesario hacer eso entonces, cuando se compren dos mil ejemplares. La primera vez, todos los libreros de Petersburgo juntos se formaron, y me tomaron sólo 400 ejemplares, porque yo anuncié la rebaja común del 20 por ciento no de otro modo, que con un despacho, por lo menos, de 200 ejemplares de una vez. Desde 100 ejemp. hasta 199, se rebaja sólo un 15 por ciento; desde 50 hasta 99, una rebaja del 10 por ciento; desde 1 hasta 49 ejemp., no se rebaja nada. Pero a quien tome 600 ejemp. de golpe, a ese le rebajo un 25 por ciento. No hay más tratos. Todo va a dinero líquido, a dos r. de plata por ejemplar, porque el libro salió, por gentileza de la tinta roja de Nikítienko2, sólo con 287 páginas. Todas tus correcciones llegaron a tiempo, y lo que permitió el censor, fue incluido en el texto. Lo no autorizado por él, ya no se pudo defender a ningún precio. Así, lo que tú no encuentres en el libro pues, entonces, no fue permitido incluir en este. Yo, ante ti, estoy limpio y justo por completo. De la tipografía, así como de la tienda de papel y del encuadernador, aún no recibí las cuentas. Todo el dinero obtenido por la venta de 400 ejemplares irá al pago de la edición. Tan pronto liquide la deuda, te mandaré de inmediato las ganancias. Lo mismo voy a hacer con el ulterior recibo de dinero por la venta del libro. Tú, por lo demás, aunque no mucho, debes tener dinero de mi envío del pasado noviembre, de la fecha 21 al viejo estilo; 408 r. con 30 k. de plata del 1º de mayo al 1º de octubre.
Con tu nuevo certificado de Nápoles, no cobré aún tu pensión; y además, no vale la pena cobrarla por dos meses: octubre y noviembre. Mejor cóbrala entonces, cuando ya no sea lejano el plazo de tu partida. Yo, con tu nuevo certificado, te recibiré todo lo que requieras en tu lejano viaje. Incluso puedes, mostrada esta carta mía a Jvostóv3, disponer de modo tal que la misión, tras proveerte de la cantidad necesaria de dinero en efectivo, reciba de mi parte un pago de tus ganancias, por la venta de los libros y la pensión. Todos los ejemplares, según tu lista, ya fueron repartidos y expedidos. Sólo no se le han llevado a la gran prin. Elena Pávlovna4 y a la gran prin. Ekaterina Mijáilovna5, ya que están de viaje. A ti te fueron entregados 5 ejemp., a Tolstói6 2 y para Zhukóvskii7 1, todo a través de Viáziemskii8 a la condesa Nesselrode9. Por favor, no me culpes si resulta alguna negligencia. Pues yo no pude encontrar vías más seguras: Viáziemskii es amigo de los Nesselrode. Sobre la donación a todas las damas de la familia zarista, le escribí directamente a Adlerberg10, que ejerce el cargo de Volkónskii11. Pero ese mismo día, el último ingresó a su título y el primero se rehusó, aunque con mucha amabilidad. Entonces, para la donación al emperador12, la emperatriz13 y al gran príncipe Mijaíl Pávlovich14, le expedí los ejemp. a Uvárov15; y a la familia del heredero16 y a la g.p. María Nikoláevna17 se los envié directamente yo mismo, con una carta personal a cada uno. A la Gran princesa Olga Nikoláevna18 se lo dirigí yo mismo a Stuttgardt. No pude no sacrificar varios ejemp. de tu libro, a pesar de tu observación de que los otros los compren ellos mismos. Por ejemplo, a A.O. Smirnóva19 le dirigí dos 2 ejemp., a Uvárov y a Viáziemskii a 1 ejemplar, a Balabína20 y sus hijas 2 ejemp. Para el comisionista todo a crédito de deuda, y para las personas que casi pertenecen a mi familia, para mi hija y para mí, sólo fueron 7 ejemp. Lo restante se venderá todo. Ante mí, ahora, están todas tus cartas, desde el momento en que pensaste esta edición, o sea, desde mayo, de Roma, hasta el 30 de noviembre/12 de diciembre, de Nápoles. Son 14 cartas todas. De estas, ninguna fue dejada sin respuesta, hablando de las primeras once. En lo que respecta a las últimas tres, aún no tuve tiempo de responder a estas: en cambio, ahora te responderé a todas de una vez. Me pareció ya mejor hacer toda la labor, y después platicar. Además, en estos tres últimos meses del pasado 1846, se me juntaron de pronto muchos asuntos urgentes y especiales: 1. Supervisé la impresión de las obras completas de Krilóv21 en 3 tomos, y escribí para esta la biografía del autor en 6 pliegos de imprenta (la edición saldrá en unos días). 2. Preparé del mismo Krilóv una biografía del todo peculiar, para los niños, en cuyo beneficio se editarán en particular sólo sus fábulas en un tomo22. 3. Terminé los Nos. 10, 11 y 12 de El Contemporáneo antes de su entrega a Nikítienko. 4. Elaboré el informe anual de la labor científica y administrativa de todos los miembros de nuestra universidad, finalmente. 5. Elaboré el mismo informe anual sobre la labor de todos los 20 académicos de la II Sección de la Academia de Ciencias. Además de eso, no dejé de dictar conferencias universitarias y trabajar diariamente en la cancillería de la universidad, donde pasan por mis manos más de 6 mil papeles al año. He aquí entre cuántas ocupaciones de tan diverso calibre, debí imprimir tu libro y mantener, puntualmente, una correspondencia contigo. Espero que hagas justicia a mi actividad. Así, ahora las respuestas. La carta del 22 de nov./4 de dic. la recibí el 17/29 de dic. Esta viajó mucho tiempo. Las otras de Nápoles llegan en veinte días, y esta en veinticinco. Liubímov aún no vino a verme por los libros. Por lo demás, por ahora ya te fueron enviados 5 ejemp. a través de la condesa Nesselrode. Cartas referentes a Las almas muertas por ahora no hay. Y yo no supongo que nuestro público inmóvil se remueva con tu cálido llamado23. Sobre El Contemporáneo razonas como debe razonar un hombre, que lo mira todo desde lejos24. Te parece mezquino e infructífero. Pero este, entre tanto, trajo mucho bien. Yo eso lo conozoco por las cartas de Sheviriév25 y por la provincia. Yo no lo dejaría de editar, si estuviera en condición de sacrificar, lo que sacrifiqué hasta ahora por el bien común, o sea, unos 5 mil rublos asignados por año. Si entre los hombres honrados hubiera tanta unanimidad, como resulta entre los bribones en semejantes empresas, pues yo no tendría sobre mí solo esta carga que, en particular, no es pesada para mí, pero después resultará perjudicial para mi hija. Sólo esa idea ya, me obligó a bajarme de una palestra en la que estaba fuerte y, puedo decir, honrado. Por tus juicios sobre El Contemporáneo, veo que hablas de oídas y, además, a partir de unos juicios que, naturalmente, deben ser hostiles a mí. De otra forma, ¿cómo concordar tu elevada aspiración a la cuestión del alma, con la condena a otra persona que hace 9 años sólo habla de eso? Pero ahora el asunto ya está terminado. Yo espero continuar con escritos por separado, lo empezado por mí en El Contemporáneo. Su pérdida quedará siempre, como una mancha de nuestros egoístas geniales26 que, como todos los hombres mundanos, no perdonan la virtud porque es mendiga, y veneran el vicio en secreto porque es de oro. Veremos en qué termina esta unificación de los canallas en grupos, y la peregrinación solitaria de los hombres honrados. De forma semejante razonas sobre todos los escritores, nombrados por ti en tus cartas. De lejos te parecen más interesantes, que como son en la realidad. Por lo demás, en tu libro se adivinan muchas cosas de modo acertado, así que cuando estés aquí, pues de tu artículo sobre El Contemporáneo se podrán escoger muchas cosas buenas; por ahora, que se quede en mi archivo. En otra carta tuya, del 26 de nov./8 de dic., que recibí el 18/30 de dic., dices que desde 1847 es más necesaria mi participación en la literatura que nunca antes. Eso te pareció porque en 1846, yo ya salí del método de acción silencioso al público, y le empecé a restregar por las narices a los canallas sus propias puercadas27. Pero ese no es mi estado normal. Eso fue el acceso de una cólera largamente contenida. Yo quiero mejor despreciar en silencio, que mancharme con una victoria sin gloria. Por lo demás, desde 1847 la literatura se torcerá sin mí: tu libro llamará todo lo nuevo a un círculo de actividad intelectual. Tu última carta del 30 de nov./12 de dic., que recibí el 22 de dic./3 de enero. En esta te lamentas de mi demora en enviarte dinero. Ahora ya lo recibiste. Yo y Arkadii Rossetti28 decidimos enviarte La abeja del norte, El Contemporáneo y los Apuntes patrios. Los pagaré con tu dinero, que recibiré por tu nuevo libro. Dispón, en caso de tu partida, quién recibirá en Nápoles esas revistas. Que estés saludable. Ve firme por el camino elegido. Obsérvalo todo desde todos los ángulos y sé un órgano de la verdad plena. Te abrazo.
1Los Pasajes selectos de la correspondencia con los amigos.
2Alexánder Nikítienko, censor, crítico, historiador de la literatura; los censores hacen sus tachaduras con tinta roja.
3Dmítrii Jvostóv, senador, poeta, miembro de la Academia rusa y de las Pláticas de los amantes de la lengua rusa.
4Elena Pávlovna (Charlotte de Wurtemberg), gran princesa; princesa alemana afincada en Rusia, esposa del gran príncipe Mijaíl Pávlovich, hermano de Nikolai I.
5Ekaterina Mijáilovna, gran princesa, hija del gran príncipe Mijaíl Pávlovich.
6Dmítrii Tolstói, conde, procurador general del Sínodo, ministro de ilustración popular, futuro ministro de asuntos internos.
7Vasílii Zhukóvskii, poeta, escritor, traductor, antiguo director de la revista El Heraldo de Europa, preceptor de la familia zarista, protector de escritores.
8Piótr Viáziemskii, príncipe, poeta, crítico literario, miembro de la Academia de ciencias de San Petersburgo.
9María Nesselrode (Gúrieva de nacimiento), condesa, esposa de Karl Nesselrode, conde, canciller estatal.
10Vladímir Adlerberg, gerente principal del departamento de correos.
11Piótr Volkónskii, mariscal de campo, jefe del Estado mayor, ministro de la corte.
12Nikolai I, zar, emperador y autócrata de todas las Rusias.
13Carlota de Prusia (Alexándra Feódorovna), emperatriz.
14Mijaíl Pávlovich, gran príncipe, hermano de Nikolai I.
15Serguéi Uvárov, ministro de educación, creador del programa de autocracia, ortodoxia y nacionalismo.
16Alexánder Nikoláevich, hijo de Nikolai I, zariévich, heredero del trono, futuro Alejandro II.
17María Nikoláevna, hija de Nikolai I, gran princesa.
18Olga Nikoláevna, hija de Nikolai I, gran princesa.
19Alexándra Smirnóva (Rossetti de nacimiento), dama de compañía de la zarina, esposa del gobernador de Kalúga, amiga de Vasílii Zhukóvskii y Alexánder Púshkin.
20Paulina Balabína,
21Obras completas de I.A. Krilóv con su biografía, escrita por P. A. Pletnióv, t. I-II. SPb., 1847.
22Las fábulas de I.A. Krilóv con su biografía, escrita por P.A. Pletnióv, SPb., 1847.
23
24Sobre El Contemporáneo, artículo de Nikolai Gógol.
25Stepán Sheviriév, poeta, crítico, traductor, editor, fundador de la revista El Heraldo de Moscú, profesor de literatura rusa en la Universidad de Moscú.
26Piótr Pletnióv se refiere, es probable, a Piótr Viáziemskii y a Vasílii Zhukóvskii.
27Piótr Pletnióv publica en El Contemporáneo una serie de ataques polémicos a Faddei Bulgárin, Nikolai Grech y Andrei Kraiévskii, entre otros escritores y periodistas.
28Arkadii Rossetti, oficial del ejército imperial, hermano de Alexándra Smirnóva.
Imagen: Aleksandr Kostnichev, At Kremlin Walls, 1999.