domingo, 29 de mayo de 2011

Gógol a A.O. Smirnóva


Moscú, 20 de octubre de 1849.

Yo pienso en usted a menudo, Alexándra Ósipovna. Probablemente, usted también a veces me recuerda, pero todo eso es poco. Es necesario a veces intercambiar una esquela. Yo, gracias a Dios, no siento que estoy doliente, el tiempo vuela en ocupaciones así, que no hay tiempo para pensar en la enfermedad. Leo más que escribo. Veo que es necesario aún prepararse mucho, es necesario leer con atención, e incluso con mucha atención todo eso que nos da a conocer nuestro paraje, olvidado por nosotros. Veo poco a alguien, porque simplemente no tengo tiempo para verlo. A la condesa Sollogúb1, que está aquí, aún no la vi ni una vez. Su salud, dicen, está bien. Vi de pasada a Andrei Karamzín con la esposa, regresado del viaje por las fábricas y las inmensas tierras de Demídov2; de pasada vi a Sollogúb, no cambia y es el mismo. Alexánder Petróvich Tolstoi regresó de Petersburgo saludable y la reverencia. Pero escriba, qué hace usted y cómo se vive. Pues no hay que describir mucho: ciertamente, sólo unas cinco-seis líneas. Reverencie a esos que me recuerdan en Kalúga, y envíeme el paquete, enviado a su nombre a mí a Kalúga por la condesa Tolstoi. Éste incluye dos cartas, una de las cuales me es muy necesaria. Y de todas formas, me parece, es más decoroso que ese paquete esté conmigo, a que se quede en algún lugar en la oficina de Zhulióv. En espera de sus bondadosas y amistosas líneas (siempre placenteras a mi alma), quedo todo suyo
N. Góg.
1S.I. Sollogúb, madre de V.A. Sollogúb.
2La esposa de A.N. Karamzín, Avróra Kárlovna, estuvo primero casada con el acaudalado P.N. Demídov.

Imagen: Mario Cooper, Moscow of Yesterday, XXI.